Generalmente cuando comenzamos nuestro camino de té, las hebras del té verde Long Jing son las que acompañan nuestros primeros sorbos en cálidos encuentros, sumando incluso a nuestros primeros inexpertos servicios de té, un gran valor a través de los años de tradición que se han construido en su procesamiento. El hecho es que, a lo largo del tiempo su popularidad la ha llevado a muchísimas interpretaciones que, como su sellado en wok, también pueden sellarse en nuestra memoria de manera definitiva. Pero, ¿será que aquellos sabores del primer sorbo de té Long Jing que probamos en el pasado son las auténticas características de la tradicional esencia del té verde?
Todo espacio converge en el té, dentro de las montañas o cercana a ellas, cada elemento es definitorio de su esencia y una parte primordial se ejemplifica en la sincronía de la naturaleza y la hábil intervención de la mano humana, en su tradicional selección, asado y fijado en wok: una forma de arte puro libre de toda pretensión.
Comenzar nuestro servicio de té con hojas de los varietal perfectamente combinados: de herencia, LongJing 43 y vaca negra temprana, hacen del momento, un tiempo honroso, en donde el humo suave que emerge desde nuestras jarras de la justicia en servicio, nos envuelve en un diálogo que desde el primer momento comienza como algo profundamente memorable.
Los aromas a dulces nueces y castañas involucran a nuestro paladar en una mítica imagen de una nueva cima descubriéndose ante nosotros. Las alturas de Xi Hu (Área del Lago Oeste), Hangzhou, el área particular en las que crecieron estos tiernos retoños de té verde, se expanden en nuestro paladar apenas el primer sorbo pasa dulcemente por nuestra boca y envuelve el camino andado de una hoja de té que permite personificarse en la esencia "cima de león", hojas de un Long Jing tan robusto y fortalecido que brilla por sí mismo.
Es hasta la segunda infusión que la escena se esclarece en nuestra boca guiada por los dulces aromas a vegetales asados que de pronto se transforman en retoños de flores postrados en cielos de primavera. ¿Será la complejidad de esta transformación de sabor el absoluto de su distinción?
Las imágenes imaginarias acompañan cada sorbo como si por un sublime momento nos encontráramos geográficamente a esa cima resguardada por aquel león, que resplandece en la abundancia de su melena, que son el retoño de hojas de Xi Hu Long Jing abriéndose poco a poco a la par de la magnificente luz de primavera preparándose a resplandecer previo al festival QingMing.
Los retoños se desenvuelven de poco en poco, las pequeñas hojas desde el tallo hasta su fina punta, abren en cada sorbo representando el terruño de la cima del león, fiel guardián de su tradición.
Es hasta la tercera infusión que la dulzura se expande en nuestra lengua fijándose en nuestra memoria con la atemporalidad de un valioso recuerdo que abunda en nosotros a la par de nuestra salivación. Aquella distinción se representa en el bello sentido de nostalgia que envuelve el varietal de Herencia, Long Jing 43 y vaca negra temprana, que, en esta semblanza, se desprenden de la melena del león para fertilizar de nuevo la tierra y florecer en un nuevo cielo de primavera.
Si aún no formas parte de nuestro Círculo de Té y te interesan las experiencias de tés únicos y extraños en su naturaleza asesorado por apasionados expertos del mundo del té. Conoce las hebras que estás tomando y agudiza tu pasión por el té, estás a tiempo de inscribirte a la experiencia del mes de marzo.
Reseña hecha por Ely Gaeta
Comentarios (0)
No hay comentarios todavía. Sé el primero en comentar.