Beber té es como arrojarse a una placentera corriente de aire fresco, en donde el viento se vuelve cálido en nuestro pecho para luego hacerse laguna en el cuenco de nuestras clavículas. Lagunas de té que nacen del riachuelo de cada sorbo al pasar por nuestras gargantas, tal cual río Rojo discurriendo su marea alrededor de los maravillosos asentamientos étnicos de Da Su Shu, Dalí.
Recientemente en nuestra sesión de Círculo de Té, con Shunan Teng y Carolina Levy, exploramos la categoría de los tés rojos con la selección de Dian Hong, cosechado a principios de primavera de 2020, el cual ha llegado hasta nosotros gracias a nuestros amigos de Tea Drunk.
Por sus acrónimos, literalmente el nombre de este té quiere decir “té rojo de la provincia de Yunnan”, en donde “Dian” es un acrónimo exclusivo para las hebras originarias de Yunnan y “Hong” como característica distintiva para los tés rojos.
Probar un té rojo de esta naturaleza, contrapone completamente la idea occidentalizada sobre lo que debería saber una excepcional taza de té rojo (conocido como té negro en occidente). Basta con observar en sus curvadas hebras cobrizas, el brillo que, de algún modo especial, centellea sus bordes y refracta la luz natural del día en diminutos fragmentos de sol que iluminan el fondo del gaiwan.
Las corrientes de cada una de sus infusiones se desbordan abundantes desde el gaiwan como las mareas del río Rojo en Dali, que, mojando el filo montañoso al sur de Yunnan, irriga las plantaciones de té en su consecuente historia relatada por sí misma en cuatro tiempos.
La primera infusión es tan suave, agradablemente terrosa y aromática que de poco confabula el aliento al sabor de un primer sorbo que va calentando el pecho como rayo de sol al postrarse el atardecer. Su licor colorea en tonos cobrizos el imaginario de un paisaje exquisito que se infunde en nuestro presente desde el terruño a 2600 msnm al otro lado del mundo.
La hoja mojada de Dian Hong, relaja la rigidez de su forma para dar paso al vapor del agua caliente para infundirse por segunda ocasión. Sorprendentes sabores se desprenden poco a poco de las hojas hasta crear el brillo de un licor cada vez más enrojecido. Su sorprendente dulzura a dátiles maduros equilibra su frescura en el paso de cada trago, permeando así la totalidad de nuestra lengua hasta recrearnos en un espacio sin tiempo en medio de la vegetación del río Rojo de Yunnan.
La memoria da pie a días del siglo XIX, conduciendo nuestra experiencia con las ondas que crea el chorro de agua caliente de nuestra jarra para infundir las hebras nuevamente. Su cuerpo sedoso cae por nuestra garganta gentilmente, abriendo paso a un camino que deja rastro sin complejidad. Aquel río Rojo, que algún día condujo a ingleses y franceses motivados por el camino lucrativo del té, se vuelca hacia nosotros en un diálogo de profundas placenteras sensaciones. Aquellos navíos que hace siglos levantaron la arena suelta del río, hoy son un rastro silencioso de huellas que se exponen en la oxidación de las hojas de Dian Hong, para ser, por nosotros, descubiertas.
Su dulzura prevalece prolongadamente en nuestra boca con la belleza de un recuerdo que lentamente culmina en el ocaso de un atardecer. El retrogusto nos ayuda a ver que aquel pasado motivado por tantos quienes amaron el té, nativos y extranjeros, compartió un mismo origen: la felicidad que produce una taza de té (traducida en contenidos GABA).
Agradecimientos especiales al profesor Zhou Hong Jie de la Universidad de Agricultura de Yunnan, quién es la mente detrás de la innovación especial del varietal Yin Kang #10 que hemos podido probar en nuestra reciente sesión de Círculo de Té con nuestros amigos de Tea Drunk.
Aprovecha la oportunidad de degustar los tés más raros y sorprendentes del mundo acompañado de apasionados expertos y entusiastas del té. Ingresa tu inscripción mensual a nuestro Círculo de Té desde nuestra página web.
Reseña hecha por Ely Gaeta
Comentarios (0)
No hay comentarios todavía. Sé el primero en comentar.