
Cuando el té traspasa las fronteras de la tierra, florecen en nosotros pétalos de girasol; en esta ocasión, nos referimos exclusivamente a Lu An Gua Pian, un virtuoso té verde con el que cerramos el mes pasado de manteles largos en nuestro “Círculo de Té”. Shunan Teng y Carolina Levy, increíbles conocedoras del mundo del té, nos guiaron en este servicio hasta obtener la taza justa mientras cada infusión nos hablaba de sí mismo, como quién en el íntimo momento de dignidad, abre su corazón.
A diferencia del resto de los tés verdes producidos en China, este Lu An Gua Pian, del varietal de herencia Ben Cha, tiene una característica sumamente especial, pues es el único té verde en China del que solo se cosechan sus hojas. A simple vista, apreciar la delicadeza en el doblez de cada hoja no representa mayor dificultad pero los resultados de infusión vislumbran esta basta complejidad que solo las condiciones montañosas de Qi Shan, Lu An pueden otorgar.
Campos con aromas a hojas recién cortadas, llenándose de nutrientes en la resplandeciente paciencia del sol, nos permitían vislumbrar esas colinas verdes traspasadas por sus rayos. Aquel escenario nos recibía en el umbral de la memoria.
Comenzábamos una primera infusión privilegiada por los sutiles aromas a un tueste casi instantáneo que acompañaban a las remotas flores del Este. Herbáceos azúcares recorrían nuestras papilas gustativas haciendo ríos caudalosos recorriéndonos como rieles al paso de nuestra saliva.
La hojas giraban con intensidad navegando en el agua burbujeante de nuestras jarras de la justicia. Bien uno podría pensar que al tomar té todo parece estático pero, particularmente con este té, el movimiento tiende a ser el ritmo fortuito de una danza que manifiesta su vida.

El fuego como sabio elemento vivo conjugando el paso entre la muerte y la vida, brindaba el dote principal de este té de especialidad. El cuerpo mantequilloso y umami de su tercera infusión nos confirmaba la exquisitez de sus acentuados procesos al calor.
Las hojas de té poco a poco se extendían completas en la jarra y, como en aquel momento en el que se desprendieron del tallo, desprendían en nosotros el último recuerdo de su humilde virtud. Las flores de delicada seda, marcaban un camino por nuestra lengua dejando su rastro de cremosos matices azucarados. Éramos como aquellos pétalos de girasol en búsqueda del resplandeciente sol que era su sabor.
Ningún té verde es comparable a Lu An Gua Pian, cada hora de trabajo depositada en darle eternidad a estas hojas ahora se almacena en nuestra memoria. ¿Quién pudiese imaginar que, desde los woks, canastas de bambú y mantas exponiéndose al fuego vivo llegaríamos a este punto de plenitud?
Hoy solo queda agradecer al “otro”, desde el otro lado del mundo, pues su trabajo y desvelo nos enlazo, por un momento de servicio de té, en una memoria resguardando un “hasta siempre”.
Sí aún no formas parte de nuestro “Círculo de Té” puedes inscribirte ahora. No dejes pasar la oportunidad de probar todos los tés de alta montaña que tenemos para ti antes que nadie. Nos vemos en la siguiente emisión.
Reseña escrita por Ely Gaeta
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