En tierras irrigadas por el río Min, se encuentra Zhenghe, Fujian, un espacio privilegiado no solo por sus abundantes caudales de agua o la amplitud en su biodiversidad, sino por su larga trayectoria histórica dentro de la producción del té.
Tal trayectoria se ve reflejada en una de sus posesiones más valiosas: su varietal Zhenghe DaBai Gran Blanco, que permitió a Zhenghe ser descubierta, no solo como una de las regiones en Fujian con mayor producción de té rojo durante la dinastía Qing, sino que abrió el paso para ofrecer al mundo entero sobresalientes tés blancos cosechados a más de 800 metros de altura.
De ahí que las hebras de Reina Peonía sean tan exquisitas por la maestría de su especial procesamiento.
En una antigua fábrica, dentro de las instalaciones de nuestro amigo productor Yang Feng, se consolida el comienzo de una mágica experiencia en taza que, al paso del tiempo, ha tomado mayor relevancia, pues su mayor atributo es el trabajo humano de muchas personas que pasan horas despiertos encargándose del cuidado de cada hebra. Es normal pensar que con la industrialización las labores humanas se facilitaron casi al cien por ciento, pero en el caso del té y sobre todo de estos exquisitos tés, el desvelo humano representa ser un valor agregado sumamente fundamental.
Pasear por los caminos delimitados entre estructuras de bambú en la fábrica de nuestros amigos de Zhenghe, es un paso al origen. Guiados por la sutileza de aromas a hojas marchitándose en amplios puentes elevados con el mejor flujo de viento. Durante la primavera vamos navegando en un devenir del tiempo. Cada detalle de estas estructuras nos permite vislumbrar un viejo siglo XVIII contrastado por la fuerte caída de la producción del té que luchó por mantenerse una vez terminada la dinastía Qing. Por mucho tiempo fueron estas bellas entradas obras de arte encaminadas a ser portales de madera tallada en la espera de volver a renacer.
Fue hasta 1952 cuando la vida volvió a tupir las montañas de Zhenghe en un bello paseo desbordado por el verde de las plantaciones de té, que significó, después de todo y sin más, el rescate de una tradición que estuvo a expensas de quedar en una memoria propensa a desaparecer.
Afortunados paisajes de vibrantes infusiones, fueron perfumando cual campos de peonías nuevos atardeceres. Así es Reina Peonía, las hebras de té blanco que con gran sutileza desbordaron con alta maestría la salivación en nuestras bocas, sorbo tras sorbo.
Su prominente presencia desprende en nuestra boca un bálsamo de altas fragancias florales que sobrepasan la imaginación, mientras la tercera y cuarta infusión nos van dejando al retrogusto la memoria de un espacio dulcemente alcanzable que se enaltece mientras el vapor de estas hebras infusionadas abren su paso por las olas del viento que, cual tradición dispuesta a seguir su viaje, hoy son nuestro devenir en el tiempo.
Este origen es el íntimo momento entre nosotros y una historia recién infusionada. El recuerdo del florecimiento, así es Mu Dan Wang, Reina Peonía, que cobijada por largos inviernos, cada cosecha de primavera nos deleita en la contemplación de su belleza. Probablemente nuevas cosechas vengan para hacer de nosotros un diálogo entrañable a la distancia con personas que aún no conocemos, pero que hoy la cosecha de una hoja y un retoño 2020 nos vincula en una infusión fugaz llena de arte, raíces, naturaleza, personajes e historias.
Vive la experiencia de infusionar el té desde su lado más auténtico, valora el té desde su origen acompañado de amplios expertos y convierte tus tiempos de infusión en verdaderos momentos de contemplación. Suscríbete desde nuestra página en línea e incorpórate a las siguientes clases. Hay nuevas hebras exclusivas de té cada mes.
Reseña realizada por Ely Gaeta
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