A partir de la Dinastía Ming (1368-1644 d.C) se hizo una distinción importante en el mundo del té.
La calidad de los tés prensados se definió como mala: los traslados a caballo, en ferrocarril y en tren vulneraba la calidad de las hebras de té pues las condiciones climáticas de los trayectos impedían la completa garantía de que el té que salía de Yun Nan era la misma que llegaba a sus destinos. Aun así, se consideró perfecta para mercar con los países extranjeros interesados en el abastecimiento de sus altas demandas. Mientras que, por otro lado, los tés de hoja suelta eran reservados para las personalidades élite como gobernantes, aristócratas, eruditos y pequeñas localidades en china productoras del té más especial que existe en el mundo. Esto permitió que, de buena manera, el control de los ecosistemas del té siguiera bajo la jurisdicción China y los tés más valiosos no fueran inmediatamente saqueados por los extranjeros, lo cual es sin duda un factor importante a considerar, (incluso hoy en día).
Desde aquellos años la forma de prensar los tés, ha variado mucho de provincia a provincia, más que nada por la conveniencia de los productores en función a las herramientas disponibles. Sin embargo, han mantenido una medida estándar para seguir comerciando té prensado que oscila entre los 357 gramos distribuidos en siete empaques individuales por hilera de té, un detalle conmemorativo tradicional aún vigente en la memoria del té del tiempo presente.
Tal es el caso de Guo You Lin, del Bosque Nacional Man Zhuan, primavera 2017; un afortunado Sheng Puer añejado proveniente de árboles centenarios (Gu Shu) de 200 y 600 años científicamente comprobados, que nuestros amigos de Tea Drunk y los productores al este del río Lan Cang sorprendentemente han hecho posible.
Guo Yo Lin es un caso especial de Pu´er de la variedad Sheng, no solamente por la exquisitez de su terruño, sino que, desde su nomenclatura, nos muestra su estado único rompiendo con el nombramiento convencional para un Sheng Pu (ubicación, montañas o pueblos).
Dadas las características de su terruño, hoy en día es un bosque natural protegido por el gobierno chino en donde ninguna intervención humana es permitida, principalmente en la tala o reforestación de nuevos árboles de té, lo que, persevera su naturaleza salvaje y continúa incrementando su prestigio al paladar y en costo.
Bien dice Carolina Levy “hay más té que vida” y en el té, el tiempo nunca pasa desapercibido, sino que significa en ese placentero preámbulo de tener, al paladar, una aproximación sensorial del tiempo que en el pasado no habitamos pero que fue la magia de nuestra causalidad.
Según nos contó Shunan Teng en una de nuestras sesiones mensuales al Círculo de Té, cada té Guo You Lin, adquiere las características de su terruño y, en el caso particular de esté autentico lote del Bosque Nacional (Man Zhuan), su cuerpo terroso y notas pulcramente herbáceas son una estupenda aproximación degustativa a la finura de un Sheng Pu´er tan relacionado a una biodiversidad privilegiada por generaciones y ante nosotros es el reflejo al estupendo potencial de un té verde exquisito con potencial a envejecer.
El resultado de un Pu´er tan finamente compacto nos permite apreciar el fino brillo de sus hojas enteras entrelazadas, evidenciando al reflejo de la luz la relevancia artesanal de una hoja que brilla en sí misma por la relevancia de una pelusa rica en taninos.
Las hojas enteras adquieren de poco en poco su libre espacio en las paredes del gaiwan en donde el agua caliente infunde sus sabores y fragancias en una escena apenas perceptible por nuestra observación. La danza de burbujas comienza y los vapores en nuestra jarra se liberal al decantar nuestra primera infusión. Una experiencia así nos sitúa en una intimidad genuina con el pasado y el sentido de su pulcritud, pues, quien haya abierto un baúl preservado por generaciones, entenderá que el polvillo de los objetos, se vuelve una danza al aire bailando entre nuestros dedos… tal como el vapor que desprende la cascada del primer vertido.
Su sabor es cálidamente refrescante, mentolado de un nivel de dulzura inmejorable, las hojas se desprenden en el agua dejando en evidencia la apreciación visual de su varietal de herencia “Hoja Grande de Reliquia” (Qun Ti Da Ye Zhong) originaria de las seis famosas montañas de té al este del río Lan Cang.
Cada sorbo, tan terroso, cristalino y fresco, envuelve nuestra boca en un viaje ambarino ligero de rotunda persistencia, que va conectado la vida vital de un parque ecológico silvestre preservado por generaciones, llegando hasta nuestra taza marcando un claro principio preservando en una fabricación moldeada a la intensidad del sol, que encara su destino en una experiencia más allá del sorbo por placer.
Sus claros matices dulces prevalecen y en la danza visual de las hojas al expandirse en la densidad del agua, se figura la metáfora más legítima de esta historia que jamás haya podido referenciar en su totalidad la impronta dulcemente floral de este encuentro irrepetible.
Sé testigo de estás y más experiencias con los tés más únicos y raros del mundo en nuestras reuniones mensuales en compañía de amplios expertos del té, y aprovecha para formar parte a la comunidad de té internacional más especializada en Latinoamérica.
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