La gran mayoría de nosotros, probablemente comenzamos nuestro camino bebiendo té verde. Ya sea por disponibilidad, recomendación o superstición, beber té verde se ha vuelto un memorable hito para toda ocasión. Su espléndida singularidad le ha dado, por mucho, el espacio principal en el listado de “tés favoritos” para el paladar de muchos bebedores. Aunque, un paladar explorador siempre encontrará verdad en la expresión “hay más té que vida”, ¿cierto?
En occidente, regularmente hemos tendido a creer que el sabor del té corresponde al perfil de la categoría en sí misma, pero ¿esto en qué medida limita la expresión total de las hebras cuando sus sorprendentes sabores no caben en tal expectativa?
Cada té verde históricamente famoso posee una singularidad exquisita con la cualidad de conversar con voz propia, llevándonos, en sí, en el relato de su historia. Huo Qing “fuego verde” es uno de esos tés verdes tradicionales que poseen un inconfundible sabor floral y sobrevuela nuestros sentidos en un poderoso umami muy valioso entre los tés que conforman esta categoría. Huo Qing, Shi Jing Keng, expone su naturaleza como una perfecta alineación a la grandeza artesanal de los tés 100% elaborados a mano y la memoria común que se redime a ser olvidada en el acto.
Su fragancia apetitosamente suave y genuina, devela en este primer encuentro, una salivación natural que humedece nuestra boca con un flujo apenas perceptible que circula en nuestra garganta antes de desvanecerse. Es la forma aperlada de sus hebras tan enteras y brillantes, el primer elemento en caracterizar el principio de perseverancia que nos habla sobre un manejo de wok profundo y riguroso. Un golpeteo manual por alrededor de 12 horas constantes, bastan para que su perfecta forma se fije junto a sus flavonoides mientras pasan por el calor del fuego a temperatura media.
El agua caliente moja las perlas que se dispersan en su corriente conservando su forma hasta suspenderse en la superficie y caer a la base de la jarra en una apacible danza submarina. Los primeros sorbos resplandecen en un dulce cauce floral tan profundo y refrescante que al primer sorbo nos hace salivar. Nada de lo que hayamos probado antes es semejante a Huo Qing cosecha temprana 2021, pues cada infusión permite un desenvolvimiento hipnótico que nos permite imaginarnos en medio de una sinfónica pradera marina que fluye pronunciadamente en calma desde el centro de nuestra boca hacia adentro, tan prolongado y sedoso que apenas se entiende de su realidad de sobremanera, en el sentido de que su originalidad no es ficticia… de que esta experiencia puede extenderse a un sorbo más.
Las perlas desvanecen su forma, extendiendo los pliegues de sus apenas afiladas hojas mientras, poco a poco, el calor les devuelve su forma inicial que, en algún momento, vio nacer el sol de cada día desde una mata erguida dispuesta a iluminar con su verde la mañana. En este momento de infusión cada punta de tallo se entrelaza con otro como quien engancha su unión en una danza submarina. Su forma es tan familiar a la de un caballito de mar que nada entre el vaivén de las algas submarinas y va encontrando su lugar enganchándose, resistiendo a la marea de nuestra memoria.
Su retrogusto prolongado se disuelve sedosamente en nuestra boca, dejando tras de sí, la dulce huella acaramelada en nuestras tazas tibias. Un sorbo de té causa dicha, pero un sorbo de Huo Qing replantea el surgimiento de la vida.
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