Por Andrea Ramos
A pesar de que el té más famoso proviene de países como China, Japón o India, existen muchos otros países que han desarrollado una cultura de producir y consumir su propio té. Tal es el caso de Vietnam, país que fue protagonista del círculo de té de enero y del que provienen los tés que sorprendieron a nuestro paladar.
El pasado 27 de enero tuvimos una clase maravillosa de la mano de Seth y Huyen, dos personas que se han dedicado al estudio, disfrute y entendimiento de la cultura del té vietnamita y que nos llevaron por un recorrido histórico de esta famosa bebida y su relevancia en la cultura de este país.
En Vietnam, los árboles de té crecen de manera natural desde hace más de 200 años, lo cual significa que esta planta ha sido parte del contexto y la biodiversidad del país mucho antes de que se contemplara la industrialización del té en este lugar. Al ser una planta que se encuentra cercana a las personas, es inevitable su consumo y, por tanto, la creación de tradiciones alrededor de este.
Similar a lo que sucede en otros países que consumen té desde hace cientos de años, en Vietnam el consumo de té se ha cargado de elementos culturales, ya sea porque la gente acostumbra a prepararlo en sus cocinas y beberlo para energizarse o digerir la comida, pero también para ofrecerlo y compartirlo con miembros de la familia o visitantes a quienes se les quiere dar una cálida bienvenida. Si bien las tradiciones y costumbres alrededor del té no son idénticas en todos los países, sí tienen algo en común: el té, donde sea que se produzca y como sea que se consuma, está hecho para compartirse.
Sin embargo, no todo en la historia del té es compartir y ser felices, también hay negocios de por medio. En el caso de Vietnam, uno de los principales impulsores de la industrialización de su producción de té fue la Unión Soviética, quienes apoyaron su desarrollo a cambio de que se comercializara sólo con ellos.
Aunque la industrialización permite mover más té en menos tiempo y esto ha tenido beneficios para el país, como el que las granjas y zonas productoras de té pudieran reconstruirse y recuperarse después de la guerra de independencia de Vietnam, existe un deseo profundo de recuperar las maneras tradicionales y artesanales de producir té. Desde hace aproximadamente 10 años algunos productores han hecho un esfuerzo por regresar a una producción artesanal del té, resultando en tés como los que acompañaron esta clase.
¿Y cuáles son estos tés? Y quizás aún más importante, ¿cómo se preparan? Si quisiéramos hacer una preparación tradicional tenemos que prepararnos para los sabores intensos. En la tradición vietnamita, el té se toma fuerte y abrazando sus notas amargas, ya que se deja reposar en agua hirviendo por, aproximadamente, 3 minutos. Considerando que uno de los tés que más se produce artesanalmente es el té verde, el sabor que nos espera es bastante intenso. Pero si lo que queremos es degustar sus notas sin despertar tanto los taninos, podemos preparar el té con los métodos chinos y sus herramientas, de esa manera no solo conoceremos el té sino es más probable que lo disfrutemos por ser sabores más cercanos a lo que nuestro paladar conoce.
Los tés que disfrutamos en esta clase, y que tú puedes disfrutar en la comodidad de tu casa, son dos tés verdes y un té blanco provenientes de las regiones de Tà Xùa y Suối Giàng. Los tres tés tienen un protocolo de cosecha de dos hojas y un brote y son infusiones frescas y llenas de sabor. De Suối Giàng provienen uno de los tés verdes y el té blanco, categoría que tiene muy pocos años produciéndose en Vietnam pero que conserva el sabor característico de un té blanco: el sabor a sol. Si quieres descubrir cómo estos sabores son similares o se distinguen de los tés tradicionales chinos, apúrate a probarlos y a comparar aromas, texturas y sensaciones.
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