Por Andrea Ramos
Muchas cosas se dicen del té blanco que no son necesariamente verdaderas: que si es un té muy delicado, que si solo se debe preparar con agua casi fría, que si no sabe a nada. Aunque es uno de los tés más famosos, hay mucha información errada alrededor de esta categoría de té, así que aquí te vamos a platicar un poco sobre esos mitos y te enseñaremos a preparar el té blanco perfecto.
¿Qué es el té blanco?
El té blanco es un té semioxidado y semifermentado que parece ser el té más sencillo de procesar porque es el que menos pasos necesita. Sin embargo, aunque son pocas las cosas que se le tienen que hacer a la Camellia sinensis para que se convierta en té blanco, deben hacerse en el momento preciso y durante largos periodos de tiempo; por ejemplo, el paso esencial para que exista el té blanco es la marchitación al sol, la cual debe ser monitoreada para que las hojas siempre estén de frente al sol, retirarlas cuando haya momentos nublados y cuidar la humedad en el ambiente.
Hay diferentes tipos de té blanco, los cuales se nombran a partir de su protocolo de cosecha, es decir, de qué parte de la Camellia sinensis está siendo utilizada para prepararlo. Pueden usarse brotes grandes y largos, casi a punto de hacerse hojas, y hojas abiertas para hacer un Shou Mei o solo brotes pequeños y gorditos para hacer el té más exclusivo: el Bai Hao Yin Zen.
¿Por qué es famoso el té blanco?
Debido a su alta cantidad de polifenoles, el té blanco es considerado por muchas personas el té de la belleza. La creencia de que ayuda a detener el envejecimiento (sobre todo de la piel) llamó la atención de muchas personas y lo volvió uno de los tés más populares de occidente.
Toda esta atención llevó a una sobreproducción de té blanco en los años noventa, lo cual fue una oportunidad para los productores de té de ponerse creativos y empezar a prensar el té en un montón de figuras llamativas e interesantes.
Hoy en día, podemos encontrar el té blanco en hebra suelta, pero también en pasteles de diferentes formas y tamaños. Incluso existen algunas personas que venden el té blanco “añejado” como si fuera té oscuro; sin embargo, esta tendencia de añejar el té blanco es muy nueva y no podemos decir (todavía) que dé los mejores resultados.
¿A qué sabe el té blanco?
Aunque muchas personas dicen que el té blanco “no sabe a nada” en realidad tiene muchos matices y uno de los sabores más dulces en el mundo del té.
Sus notas recuerdan las de la fruta madura, la miel y tiene un sabor que las personas amantes del té describen como “sabor al sol” que recuerda al aroma del algodón después de haber estado bajo el sol mucho tiempo. Además, sus sabores son muy frescos, lo cual vuelve al té blanco una opción excelente para consumir durante los meses más calurosos del año.
¿Cómo preparar el té blanco perfecto?
En comparación con otras categorías de té, el té blanco es uno de los más sencillos de preparar, solo debemos tomar en cuenta tres elementos: la temperatura del agua, el tiempo de infusión y el tamaño del accesorio que
usaremos.
Temperatura del agua: Contrario a lo que muchas personas dicen, el té blanco no es para nada delicado al momento de su preparación, ¡al contrario! podemos usar agua hirviendo para su preparación y nos saldrá una infusión deliciosa. Sin embargo, si tenemos un té de menor calidad podemos usar agua a menor temperatura para evitar que los defectos del té se noten en la infusión.
Tiempo de infusión: Aunque es muy difícil que una sobreextracción de té blanco se amargue, lo ideal es dejar que se infunda durante 3 a 5 minutos para resaltar las notas dulces de esta categoría de té. Si deseas consumir la infusión en las rocas puedes dejarlo infundir un poco más de tiempo para evitar que se diluya el sabor.
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