El misterio de las hojas del té que crece en las montañas parece ser tan inagotable como es el caso de Wu Liang Shan un Pu’er que configura con alta maestría toda la biodiversidad de la provincia de Yunnan. Para Shunan Teng y Carolina Levy, quienes dirigieron con sus experimentados conocimientos las sesiones de este mes en nuestro “Círculo de Té”, el Sheng Pu’er de esta ocasión era especial no solo por su sabor, sino por algo aun más fundamental, ¿a qué se referían?
Tomar té de regiones productoras como Yunnan significa adentrarnos cada vez más profundo entre los horizontes que se integran en sus montañas biodiversas. Lo que parecía ser la extraña geografía de sus bondades era la conjunción perfecta de belleza natural.
Todo habrá de contar para darnos cuenta que su misterio, aún no revelado, tiene mucho por contarnos. Solo bastaban siete gramos de té prensado a tradición de la dinastía Tang y Song, para comprender que el sutil brillo, tal cual tela suave y transparente, recubría bondadosamente el genuino origen de sus hojas.
Desde las primeras infusiones aromáticas hasta una última re-infusión se iban desenvolviendo los códigos del tiempo transcurrido en los troncos de sus árboles de entre 200 a 600 años de vida. Todo se encontraba ahí: su cuerpo, sus detalles de producción, pero sobre todo el sabor a su propia historia. ¿A qué sabe la historia?
Especialmente este Sheng Pu’er crudo está profundamente relacionado con las nubes del lado sur de las montañas, el hogar de numerosas especies en peligro de extinción y diversas etnias que han resistido el paso del tiempo apoyados en la sabiduría de sus oficios. Hace más de 2000 años, que las minorías comenzaron a tener sus propios registros y con esto antecedentes del té, la planta que ha sido parte de su vida. El té creció junto a la historia de Yunnan. Y podemos decir que, desde entonces valiosos microlotes se germinan en Wu Liang Shan. 
La experiencia de este té introvertido nos acogió poco a poco en un viaje que va más allá que a los campos de té florales y repletos de color.
No hay regla de tiempo, basta nuestra atenta observación a sus hojas abriéndose lentamente entre agua hirviendo. De poco en poco se confabulaba una conversación entre los callejones donde los habitantes comenzaban y terminaban sus días en medio de un camino empedrado que los llevaba directo a los campos del té.
Vapores a frutas secas impregnaban esta escena, el sabor a dulces pasas jugosas envolvían nuestra memoria en un pasado que apenas comprendíamos mientras pasaba cada sorbo por nuestra boca, como humedeciendo aquel recuerdo atemporal entre culturas.
Sus notas florales se desprendían entre infusiones fugaces. Cada hoja abría sus largos retoños y nos revelaba los cortes hechos por las manos de los pobladores de Wu Liang Shan. Eran a ellos a quiénes debíamos este acogedor encuentro pues, al entender que el Pu’er está hecho por las diferentes minorías del sur de Yunnan, nos develó el importante compromiso y la bella experiencia de apreciación que, en un momento de tan solo cinco infusiones, se configuró haciendo parte a nuestra generación en las bases para contribuir el paso de este té hacia el futuro de las nuevas generaciones.
Las suscripciones al mes de septiembre en nuestro “Círculo de Té” ya están disponibles. Si aun no formas parte, este es el momento. No dejes pasar la oportunidad de vivir la experiencia dentro de la cultura de té en su más genuina experiencia.
Reseña por Ely Gaeta
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