¿A qué sabe el tiempo? Si esta pregunta pudiera resolverse de manera simple y racional, sin duda el té estaría dentro de esta formulación material. Lo curioso es que, sí quisiésemos resolver está misma pregunta desde un enfoque empírico, nuestra mirada también volvería al té por la sencilla razón de estar tan conectado con el factor “tiempo”, como para ser su propia consecuencia.
Los tés Pu´er nos abren la posibilidad de contener el tiempo en una sublime forma de materia viva hecha objeto, evocando el pasado, pero expandiéndose al presente. Justo como lo vivimos internamente en nuestra sesión al Círculo de Té con Liu de Xin.An.Chu y Carolina Levy, nuestra apasionada directora. Anteriormente, hemos tenido oportunidad de hablar sobre Pu´er en su versión Shou (Pu´er cosido) y Sheng (Pu´er crudo) pero es este último el que nos plantea una escena diferente a lo que anteriormente hemos experimentado. Hablar de Sheng Pu (y en general del Pu´er) es echar una mirada a las alturas de Yunnan, particularmente, a sus seis montañas de té más antiguas y famosas, ubicadas al este “interior” del río Lancang: Nannuo, Hekai, Mengsong, Bulang, Jingmai y Bada, mismas que mantienen la Denominación de Origen en los tés elaborados en esta atemporal provincia. Siendo las hebras Sheng Pu, Gu Shu Jingmai 2012, la nueva construcción de nuestros pasos enlazados, desde nuestro gaiwan, hacia la frontera de Yunnan y Myanmar.
La forma esférica de este té en particular, es bastante compacta casi tan hermosa como el imaginario de ver el tiempo circular, desde un tercer plano, frente a nuestros ojos… tan diminuto y perpetuo evocando la infinidad. Resulta nostálgico ver cómo una práctica que, en el pasado, facilitó la comercialización del té por vías férreas, a pie y marítimas desde China hacia las fronteras; hoy siga vigente en la mano de los productores, pues, es el tipo de tesoros que construyen verdaderos puentes hacia el pasado que, vivencialmente, no nos consta, pero que, personalmente, nos enlaza. ¿Logras percibirlo?
La primera infusión desprende las hebras de Jingmai, en una escena única entre burbujas de té que navegan convirtiéndose, luego, en un suave vapor. La astringencia del primer sorbo cristalino, nos conduce en un elegante laberinto que dirige a su frugal y brillante dulzura. Basta tan solo una apacible bocanada de aire, para traer a nuestro interior la maderada frescura de un valioso roble al que ningún hacha es apta para desprender de ella su raíz.
Una segunda infusión nos encuentra y de poco, la boca comienza a salivar en un cause ambarino que recorre la garganta tal cual suave seda. La variedad de aromas y sabores a flores silvestres se desbordan del gaiwan conforme Jingmai, 2012 desase su forma de bola.
Según nos contó Liu, la astringencia en los tés de la montaña Jingmai son un gran distintivo de sabor, ya que se trata de cosechas provenientes de árboles silvestres que han estado por más de 100 años en Yunnan, y no podría ser para menos con el sorbo de estas hebras que, al paso del tiempo se vuelve dulce, como melaza fresca añejándose en la garganta.
El esplendor de la tercera infusión se expone ante nosotros como un camino atemporal en medio de la niebla acariciando un bosque antiguo, en el que podemos respirar la resina desprendida de las cortezas de eucalipto. La melaza brilla en nuestra lengua y se desvanece sobre ella. El tiempo sabe a Jingmai Gushu, 2012, que, con sus refrescantes matices a añejo, vamos resumiendo la memoria en el brillo de este cercano encuentro. En seguida, nos convertimos en la voz en tercera persona narrando las últimas palabras concluyendo esta complaciente pausa.
Profundiza los sorbos de estas y otras interesantes hebras de té junto a nuestra red de amigos y maestros expertos en cada tipo de té. Explora nuevos sabores en nuestra sesión virtual al Círculo de Té accediendo al siguiente enlace: www.soyte.mx. Cada mes es un nuevo entorno por recorrer.
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